Los Gobiernos europeos se proponen reducir el déficit público con severos programas de recortes sociales, reducción del gasto público y subidas de impuestos, principalmente impuestos indirectos, al mismo tiempo que persiguen la difícil tarea de mantener sus economías a salvo de la recesión. Los Gobiernos de Finlandia, República Checa, Estonia, Grecia, Letonia, Lituania, Hungría y el Reino Unido han subido el IVA desde el inicio de la crisis en el 2008. Alemania los subió en el 2007. En cambio, Portugal e Irlanda bajaron los tipos del IVA. En España el alza de este tributo se materializará en tan solo unos días, provocando que sean, una vez más, los colectivos más débiles, aquellos que ganan menos de 30.000 euros anuales -el 88,76% de los ciudadanos españoles-, los que paguen una buena parte de este incremento. La subida del impuesto sobre el valor añadido supone una medida claramente regresiva porque los mileuristas -el 63% del conjunto de los asalariados españoles - y los pensionistas serán, una vez más, los grandes perjudicados de una iniciativa que no solo retraerá el consumo -a menos renta, menos demanda-, sino que además propiciará un aumento de la economía sumergida. Por todos es bien sabido que la evasión fiscal es un fenómeno que se acentúa en épocas de crisis, como lo demuestra el hecho de que el fraude se acelerara a partir del año 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis de la economía española. Los técnicos de Hacienda observamos con desconcierto que el Gobierno pretenda recaudar 5.150 millones por el aumento del IVA -esta cifra será algo menor si se contabilizan los efectos del plan de ajuste-, en lugar de actuar sobre los impuestos directos sobre los ingresos más altos o atajar el fraude en el impuesto que se produce a través de fórmulas tan comunes como ocultar parte de las ventas, escriturar un inmueble a precio inferior al realmente pagado, la emisión de facturas falsas o falseadas, o el uso de gastos particulares para deducir un IVA que no es deducible. El indicador europeo de recaudación por este tipo de tasa según el consumo privado mide la recaudación neutralizando el efecto de los distintos tipos impositivos que tenga cada país. En la actualidad, España tiene la segunda tasa más baja de la Unión Europa, solo por delante de Luxemburgo; es decir, que España es el país europeo que menos IVA recauda, lo cual es indicativo del elevado fraude existente en nuestro país. Hacienda debería ser mucho más ambiciosa y reorientar sus objetivos desplazando la lupa de la investigación desde los trabajadores y pymes hacia las grandes corporaciones empresariales de nuestro país.