G. GINÉS MADRID Actualizado:19/01/2022 12:40h
El Gobierno ha situado el cheque vivienda de 250 euros mensuales para que los jóvenes paguen el alquiler como una de sus medidas estrella. Pero la ayuda tiene letra pequeña. Los expertos fiscales advierten de que no saldrá gratis, y los receptores de este incentivo tendrán, en muchos casos, que tributar por estos incentivos.
Según los cálculos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, un total de 70.000 jóvenes recibirán la ayuda de 250 euros mensuales. Los requisitos todavía no se han terminado de definir, pero en principio los receptores serán jóvenes menores de 35 años con trabajo y unos ingresos anuales inferiores al triple del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (Iprem), es decir, menos de 23.725 euros al año.
También queda pendiente conocer la clave tributaria de la ayuda. Desde Gestha, los técnicos del Ministerio de Hacienda, advierten de «que si no se especifica una exención en la aprobación del bono», los incentivos tendrán una repercusión fiscal.
El secretario técnico del Registro de Asesores Fiscales (REAF) del Consejo General de Economistas (CGE), Luis del Amo, explica a ABC. que «si el contribuyente cobra un año entero el bono vivienda está obligado a declararlo». Todo ello, «pese a que los rendimientos del trabajo del receptor no superen los 22.000 euros o los 14.000 euros cuando se trata de dos pagadores», explica el experto. La ley del IRPF exigen la presentación de la declaración cuando una persona obtiene rendimientos sin retención de letras del Tesoro, subvenciones para la adquisición de viviendas de protección oficial (VPO) o de precio tasado y ayudas públicas con el límite conjunto de 1.000 euros anuales.
Según Del Amo, la tributación del cheque vivienda «no dependerá únicamente de los rendimientos del trabajo de cada receptor, sino también de la comunidad autónoma en la que resida». El IRPF es un impuesto que se divide en una parte estatal y otra autónomica, por lo que en función de la región el tipo marginal será uno u otro. «Por los 3.000 euros adicionales que supondrá el bono vivienda un joven puede llegar a pagar un tipo marginal cercano al 20% si tiene un sueldo anual superior a los 20.000 euros», destaca. Es decir, de los 3.000 euros anuales que contiene el bono para pagar el alquiler, un contribuyente podría pagar unos 600 euros si se encuentra en la parte alta del rango de beneficiarios.
Los técnicos del Ministerio de Hacienda ya han hecho su propio cálculo. Según sus estimaciones, el 54,3% de los potenciales beneficiarios del bono joven no tendrá repercusión fiscal en el IRPF debido a la baja remuneración que perciben. Según las estadísticas de perceptores de salarios de 2019 recopiladas por Gestha, el 32,4% de los jóvenes tienen unas rentas anuales inferiores a 6.300 euros, mientras que el 21,9% no superan los 12.600 euros. Son estos dos tramos los que se librarían del golpe fiscal del bono.
«No obstante, podrá suponerle un coste fiscal al 33% de los potenciales beneficiarios, al tener que añadir ese bono al resto de sus ingresos anuales y estar obligados a presentar la declaración del IRPF», puntualizan. Es en este grupo donde el impacto de la fiscalidad del bono tiene mayor intensidad.
Para un sueldo de 15.579 euros (cuya base imponible sería de 7.017 euros) al que se le suman los 3.000 euros anuales del bono vivienda, Gestha calcula un aumento en el IRPF de hasta 848,7 euros. Si el salario llega a los 21.600 euros la cuota íntegra pasará de 2.695,22 euros a 3.476,3 euros, es decir, 781 euros más. Y si el sueldo alcanza los 23.700 euros, es decir, casi en el límite de la ayuda, la cuota pasará de 3.166,97 euros a 4.066. Casi 900 euros más.
«El impacto real se vería sobre todo a partir de los 16.000 euros», resalta el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, que advierte que en este tipo de ayudas «no suelen especificarse exenciones».
Al bono vivienda habrá que sumar, en determinados casos, el bono cultural, otro guiño del Gobierno para los mayores de 18 años que consistirá en un cheque de 400 euros para que los jóvenes gasten por ejemplo en cine, libros o teatro. Un incentivo que, según Del Amo, «también tendrá que ser tomado en cuenta por determinados jóvenes» a la hora de hacer la declaración de la Renta.