Los técnicos acusan incluso a los inspectores de reservarse la firma de los documentos que han sido elaborados por ellos, "hurtándoles" así su autoría.
Los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) calculan que el 76,4 % de los inspectores de Hacienda tiene remuneraciones que superan «ampliamente» la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fijado para este año en 86.542,08 euros.
Fuentes de Gestha señalan que la retribución total media de los inspectores -incluyendo sueldo, trienios y complementos, así como una estimación de la productividad- asciende a 103.156 euros anuales, con lo que la mayoría de ellos, salvo los que acaban de empezar su carrera profesional, supera la retribución del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
De hecho, hay 21 inspectores cuya retribución supera los 140.000 euros anuales.
Estas altas remuneraciones obedecen, según Gestha, a dos factores: que es un cuerpo muy reducido (solo 2.150 efectivos), de los que la mitad ocupa puestos de confianza y responsabilidad, y que se reservan la firma de los documentos que han sido elaborados por los técnicos, «hurtándoles» así su autoría.
Para el secretario general de la asociación, José María Mollinedo, estas altas retribuciones son las que explican la firme oposición de los inspectores a permitir que se facilite la promoción interna dentro de la Agencia Tributaria, ya que necesitan «justificar» la gran disparidad entre los sueldos de inspectores y técnicos y para ello «devalúan las funciones» de los técnicos.
En cambio, el presidente de Gestha, Carlos Cruzado, defiende que los técnicos de Hacienda han accedido a sus puestos por oposiciones «muy duras», ya desempeñan una función técnica superior y, de hecho, hacen los mismos cursos que los inspectores.
La asociación de inspectores de Hacienda del Estado ha criticado con dureza el nuevo sistema de promoción interna, más basado en la capacidad y menos en pruebas memorísticas, porque entiende que de esta manera se rebaja el nivel de preparación de los funcionarios.
Este cambio estaba previsto desde 2007, matiza Cruzado, que añade que forma parte de una cambio de cultura, para que se valore la experiencia y un funcionario de carrera que quiera promocionar no tenga que buscar tiempo -con un permiso no retribuido o un puesto de menor responsabilidad- para preparar pruebas memorísticas sobre materias que ya conoce.
También descarta que, como acusan los inspectores, el cambio del sistema de promoción interna vaya a afectar a la independencia de los funcionarios, ya que actualmente más de la mitad de los inspectores ocupa puestos de libre designación, donde esta independencia está más cuestionada.
Además de la necesaria modernización de la cultura de funcionariado, Cruzado defiende que es necesario incrementar el control tributario y propone, ante las jubilaciones previstas en el cuerpo de inspectores para los próximos años, fomentar la promoción interna de los empleados que ya han accedido por oposición a la Agencia Tributaria.
Mollinedo no cree que, como defiende Hacienda, la buena marcha de la recaudación esté relacionada con una reducción de la economía sumergida, que «tiene mucho que ver con las costumbres» y que según todos los estudios tiende a seguir creciendo.
Cruzado va más allá y sugiere que es precisamente la dificultad para controlar la economía sumergida lo que explica la intención de la Agencia Tributaria de cambiar el sistema de medición de los resultados de control tributario para tener en cuenta también el cumplimiento voluntario.