El avance del empleo tecnológico y de formatos laborales como el teletrabajo está teniendo entre sus efectos secundarios negativos la apertura de nuevas vías de fraude tributario y laboral, de una manera similar a lo que ya venía ocurriendo con negocios digitales como algunos vinculados al streaming.

Esa combinación facilita la existencia de trabajadores por cuenta ajena de empresas situadas fuera del espacio económico europeo que teletrabajan desde España, o de profesionales locales que facturan a compañías de otros países con la posibilidad de cobrar en terceros Estados.

Pero también de técnicos foráneos que producen para clientes de un país desde otro y que facturan en un tercero para cobrar en un cuarto o, entre otros, de expertos que se emancipan como autónomos para dedicar el grueso de su actividad a una sola firma.

Muchos de estos nuevos formatos laborales están enmascarados bajo marcas posmodernas como la del nómada digital, que ya solo por inconcreta activa tantas alarmas como en su día encendió el sello plataforma colaborativa. Y su creación avanza a una velocidad mucho mayor que la actualización de las normativas laborales y fiscales de los países occidentales, entre ellos España.

Y eso está generando situaciones de fuga de la normativa tributaria y también de la social que entrañan la capacidad de abrir boquetes de consideración en las arcas de la Agencia Tributaria y de la Seguridad Social.

Los factores del 'boom' del empleo tecnológico

El panorama es complejo, con un aumento notable del empleo de carácter tecnológico en España, donde acapara un tercio de los puestos creados en el último bienio (314.000), que está facilitando un incipiente cambio de modelo productivo hacia actividades de mayor valor añadido y al socaire de los fondos europeos.

Así, el mapa del empleo de la Fundación Telefónica contabiliza de octubre a enero 67.712 ofertas de empleo de carácter tecnológico solo en empresas españolas. Uno de cada seis puestos (11.009) son para desarrolladores de software, y otras cuatro especialidades están por encima de los 5.000: digital project manager (8.183), profesional técnico TIC (7.068), consultor TIC (6.215) y administrador de sistemas (5.664).

A eso se le suma el despliegue en España de parte de las operaciones de escala europea de algunos gigantes tecnológicos, como Microsoft y Amazon, mientras el sector se encuentra en plena fase de achique del negocio a escala global.

Un tercer vector se encuentra en la subasta de talento tecnológico que está desarrollándose a nivel global, en la que empresas de cualquier parte del mundo contratan a técnicos de cualquier otro lugar, ya sea como personal propio (asalariado) o como externo (autónomo), con salarios que llegan a alcanzar los cien euros la hora y en los que el teletrabajo es el formato predominante, explican fuentes del sector.

El escenario se completa con la migración, especialmente a zonas del litoral mediterráneo, de Cádiz a Girona —aunque no solo—, de miles de trabajadores tecnológicos procedentes de países extracomunitarios, cuyo número resulta imposible de determinar.

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de extranjeros con alta cualificación tecnológica que trabajan desde España ha crecido solo este año en 47.000 para situarse por encima de los 425.000 y prácticamente duplicar el número de hace una década. 

Sin embargo, una estimación del Consejo General de Economistas apunta a la presencia de alrededor de 90.000 nómadas digitales solo en Málaga, la mayoría de ellos residentes al menos oficiosos con casa en propiedad, mientras otras estimaciones apuntan a varios cientos de miles afincados en todo el país.

Y, al mismo tiempo, fuentes del Ministerio de Inclusión indican que desde que a finales de noviembre de 2022 entró en vigor la visa para nómadas digitales, hasta el 31 de octubre se han recibido 10.668 solicitudes y se han concedido 7.116 a titulares y familiares. 

¿Miles, decenas de miles o cientos de miles? 

El descuadre es evidente, de decenas o cientos de miles de profesionales, pese a haber transcurrido más de un año desde que la creación del visado para teletrabajadores digitales extranjeros y a las ventajas que este ofrece en materia de residencia, más accesible que para el grueso de los trabajadores extranjeros pese a su evidente peso estratégico para mantener el Estado del bienestar, y en el ámbito fiscal.

El más destacado de este último es la posibilidad de acogerse el año de llegada y los cinco siguientes a la ley Beckham, lo que equivale a soportar en el IRPF una cuota de solo el 24% para ingresos salariales de hasta 600.000 euros (el grueso de los cuales tributarían al 45%), a lo que se suman las exenciones por pagos en especie, como los materializados mediante, casas, coches y bonos de transporte.

"Se dijo que esa ley era para atraer científicos, pero a quien benefició fue a los futbolistas y ahora se abre a otras profesiones", explica Carlos Cruzado, presidente de Gestha, el sindicato de los técnicos de Hacienda. 

La mayoría de los países europeos disponen de normas de este tipo o están elaborándolas, algo que al mismo tiempo que choca con la declarada posición comunitaria de que reducir las normas con beneficios para grupos específicos posibilita un aumento de la recaudación al captar una parte del IRPF a la que, de otra manera, la Agencia Tributaria solo accedería vía Inspección y tras largos pleitos. "Tributos recibe muchas consultas sobre la situación tributaria de los nómadas digitales", comenta Cruzado. 

¿Dónde están las bolsas de fraude? 

La confirmación de la presencia en España de varias decenas de miles de nómadas digitales, cuando apenas 7.000 de ellos han regularizado su situación y otros 3.000 están tramitándola, equivaldría a constatar la existencia de una monumental bolsa de fraude en el IRPF y, probablemente, en el IVA.

"Los normal es tributar en el IRPF con las condiciones del país en el que resides", coinciden Cruzado y Rubén Gimeno, secretario técnico del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). No obstante, para eso hay que registrarse como residente o como no residente, o realizar los trámites del nómada digital.

O que la Inspección de Hacienda pruebe que esa persona reside más de 182 días en un domicilio español, caso en el que a la liquidación del IRPF como residente de hecho se le añade una sanción. Ocurre lo mismo con el IVA, que en el caso de los profesionales autónomos debe tributar en España como país de origen de la factura y siempre que el cliente resida en otro país comunitario. 

El IVA y los falsos autónomos 

"Desde 2021 se paga el IVA del país en el que reside el consumidor final" del bien o servicio, señala Gimeno. La medida fue adoptada para minar la competencia desleal que practicaban los paraísos fiscales comunitarios y de la que se aprovechaban especialmente los gigantes tecnológicos.

Tanto el Plan Anual de Control Tributario del año pasado como las directrices para el de este incluyen entre sus objetivos el rastreo de esas bolsas de fraude.

Por último, Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) considera "inquietante" el aumento de casi 30.000 autónomos en tres años en el sector de los "profesionales altamente cualificados y del ámbito científico".

"Creemos que detrás de estos datos se enmascara un enorme crecimiento de falsos autónomos", señala su presidente, Eduardo Abad. Además, sospecha que ese crecimiento enmascara un "fraude económico a las arcas del sistema público de cotización a la Seguridad Social". 

https://www.publico.es/economia/cara-b-digitalizacion-abre-nuevas-vias-fraude-fiscal-laboral.html#analytics-seccion:listado