Y es que según todas la Informaciones que circulan los técnicos de Hacienda están estudiando rediseñar totalmente el impuesto energético para que, en lugar de que recaiga sólo sobre los mayores grupos se extienda a todo el sector o a un abanico mucho más amplio de empresas. Además, para consolidarlo como permanente, barajan que la tasa sea un porcentaje sobre los beneficios en lugar de sobre las ventas. En paralelo, estudia fórmulas para que las compañías puedan desgravar parte de esa carga fiscal a cambio de reinversión de ganancias en proyectos de transición ecológica y economía sostenible, y con un tope, por un máximo del 30% de la base imponible.
En realidad, la aplicación del impuesto sobre el beneficio mejoraría el impacto en las compañías bajo cobertura, la clave será la magnitud de las desgravaciones por reinversiones que se apliquen y que probablemente consigan suavizar gran parte del impacto. Este último punto será determinante para poder lograr los apoyos parlamentarios necesarios de PNV y Junts.
Hay que recordar que, de cara a 2024 con cargo a 2023, las estimaciones del impacto del impuesto actualmente vigente sería: Iberdrola 160 millones de euros, Naturgy 100 millones, Endesa 202 millones y Repsol 350 millones