En los últimos días los asesores de los autónomos están experimentando un aumento de las quejas de muchos trabajadores por cuenta propia porque, a la hora de la verdad, son muy pocos gastos los que se pueden deducir, sobre todo si son profesionales. Y muchos de ellos corren en riesgo de que, según el inspector que toque, puedan ser echados para atrás porque son de difícil justificación. Con el agravante comparativo de que un mismo gasto, por ejemplo el gasóleo que utiliza su coche para su actividad, un autónomo no se lo puede deducir y una sociedad sí. Lo mismo ocurre con viajes de negocios, comidas, parking que Hacienda rechaza como gastos de la actividad en el caso de un autónomo y lo acepta en el caso de que sea una sociedad.
Los expertos y asesores denuncian la presión fiscal con la que se van encontrar los autónomos próximamente, no sólo porque deberán tributar por algunas ayudas que recibieron, como la prestación extraordinaria por cese de actividad, sino también porque continúan teniendo muy difícil acceder a la mayoría de deducciones, que son, prácticamente, la única herramienta con la que cuentan para reducir su factura fiscal.
Los autónomos, al igual que las empresas, pagan sus impuestos en función de dos variables: lo que ingresan y lo que gastan. Si lo que gastan forma parte de su actividad, entonces pueden deducírselo en sus declaraciones y, así reducir el importe a pagar a Hacienda. "El problema es que la mayoría de las deducciones tienen requisitos leoninos y, muchas veces, su deducibilidad depende del criterio del funcionario en cuestión y de la actividad que desempeña el autónomo", explicó un asesor fiscal de una importante firma que prefirió no dar su nombre.
La difícil justificación, y por tanto, deducción, que presentan muchos gastos no es nueva para el colectivo pero, según los expertos, va a verse todavía más en las próximas declaraciones, "porque los autónomos salen de casi un año entero de caída de ingresos y no pueden permitirse pagar más impuestos por trabas, como la falta de unificación entre normas fiscales, o el cambio de criterio de un funcionario a otro a la hora de interpretar si un gasto está bien justificado y, por tanto, es deducible, o no", dijo el asesor fiscal.
De hecho, los expertos fiscales llevan años advirtiendo de la incoherencia que supone, por ejemplo, que en un mismo gasto como es el del vehículo haya dos criterios diferentes, según el impuesto del que se trate: en IVA, los autónomos pueden deducirse un 50% de sus impuestos al adquirir un vehículo si lo usan parcialmente para su actividad, pero en IRPF, sin embargo, si no utilizan el vehículo exclusivamente para su negocio, no pueden deducirse nada.
El ejemplo del vehículo "es el más flagrante, pero no el único. Teléfono móvil, suministros del hogar- cuando el autónomo trabaja desde casa-, gastos de representación, dietas o ropa de trabajo son sólo algunos de los gastos que engrosan la larga lista de desembolsos que los autónomos tienen realmente difícil de justificar", apuntó el asesor fiscal.
La inseguridad jurídica llega hasta tal punto que "aunque un autónomo tenga, teóricamente, derecho a una deducción, no tiene asegurado que un inspector no vaya a ponerla en duda. Por ejemplo, conozco el caso de un autónomo, que es médico y trabaja para varias clínicas privadas. Aún necesitando el móvil para llamadas de urgencia o cualquier otro asunto relacionado con su actividad no le admitieron la deducción, simplemente porque tiene incorporada la línea de la que hace uso profesional en el mismo pack que el internet y el fijo de su casa", puso como ejemplo este asesor fiscal.
En principio, el abanico de gastos que un profesional se puede deducir para reducir lo que paga de impuestos al Fisco es casi interminable. De hecho, la norma del IVA, por ejemplo, no precisa los gastos que sí se pueden deducir los contribuyentes, sino los que en ningún caso se pueden desgravar.
Según el artículo 95 de la Ley del IVA en su punto Uno: “los empresarios o profesionales no podrán deducir las cuotas soportadas o satisfechas por las adquisiciones o importaciones de bienes o servicios que no afecten, directa y exclusivamente, a su actividad empresarial o profesión”.
El problema viene a la hora de discernir lo que de verdad está directa y exclusivamente relacionado con la actividad del autónomo y lo que se puede justificar como tal. Muchos expertos se refieren a esta comprobación como “la prueba diabólica” por la dificultad que implica demostrar a la Agencia Tributaria la correlación entre gasto y actividad. Por eso, en cuestión de deducciones hay que 'andar con pies de plomo' y contar siempre con un buen asesoramiento
Y, aún así, los expertos supieron enumerar una lista casi interminable de casos en los que, a priori, parecía evidente que el gasto estaba relacionado con la actividad y, finalmente, el técnico o inspector de Hacienda terminó por entender que no era deducible.
Es el caso de Alberto Ara, autónomo y abogado que, en el desempeño de su profesión, tuvo problemas para acceder a deducciones. “Tuve que viajar a Madrid por un juicio y me desgravé los billetes del AVE. El problema es que éstos no son nominativos, es decir, tú puedes comprar un billete y lo puede utilizar cualquier otra persona. Esto se ha convertido en un problema, porque aunque presente los papeles del juicio, que justifican mi desplazamiento, Hacienda responde que lo único que he acreditado es mi presencia en Madrid y no el uso del billete”, denunció el experto a este diario.
Según el asesor fiscal, muchas veces, la posibilidad de deducirse o no un gasto termina estando "en manos de la suerte y no de la Ley. Desgraciadamente, muchos autónomos tienen que jugársela a la hora de acceder a una deducción porque la norma no es clara, y no dice lo que, de forma rotunda, es deducible y lo que no. Así que todo depende de dos cosas: la actividad que desempeñe el trabajador por cuenta propia, y el criterio del inspector que lleve a cabo la posible comprobación de sus declaraciones".
De hecho, desde dentro la propia Agencia Tributaria, el secretario del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha) reconoció que hay muchos gastos que suelen generar problemas a los autónomos en posibles comprobaciones de la inspecciones, y también a los inspectores, por lo "indeterminados" y "difusos" que resultan.
Se trata de gastos en los que "es muy difícil de determinar si pertenecen a la actividad profesional o al ámbito personal. Hablo del teléfono móvil, del vehículo o de los gastos de representación. Es muy complicado discernir si el uso del coche, las llamadas o una comida pertenecen al ámbito laboral o no, porque son gastos que se pueden desempeñar en ambos planos", explicó José María Mollinedo, secretario general de Gestha.
Y precisamente ese es el principal problema en el que coinciden todos los expertos: "el autónomo persona física comparte el plano personal con el profesional es, a la vez, empresa y persona y, muchas veces, incluso comparte ambas cuentas bancarias en una sola. Por lo tanto, es mucho más complicado de justificar que sus gastos son para el negocio, que en el caso de las sociedades", explicó Mollinedo.
La justificación puede complicarse si el autónomo es, además, persona física. Para desgravar un gasto existen tres requisitos básicos: la relación de los gastos con la actividad, y estar en condiciones de justificarla; tener todo ello acreditado con factura y, luego, contabilizarlo. Las condiciones son las mismas para un autónomo que para una sociedad, "pero las circunstancias pueden ser muy diferentes, porque una sociedad tiene más fácil la justificación de las compras por su propia naturaleza y características", apuntó, por su parte, el asesor fiscal citado anteriormente.
Así, por ejemplo, "una empresa que adquiere un vehículo a través de la sociedad lo tiene casi todo ganado, porque con la propia compra mediante la sociedad ya se puede entender que ese coche es para uso de dicha empresa. El caso del autónomo es distinto, porque tiene que justificar si ha adquirido ese coche en su condición de profesional, o en su plano personal. Y la sospecha del Fisco siempre está ahí. Al final, lo que está claro es que el 80% de los autónomos salen peor parados a la hora de las deducciones que una sociedad. Y esto sólo se puede solucionar con una reforma fiscal que aclare de una vez cuándo sí , y cuándo no es deducible cada gasto", dijo este experto.
Lo mismo opina Arturo Jímenez, director del Gabinete de Estudios de la Asociación Española de Asesores Fiscales, (AEDAF), "no puede ser que las normas sean diferentes a la hora de determinar un gasto entre un impuesto y otro, como ocurre con el vehículo, que es el caso más claro. Hace falta que se aclare la normativa tributaria, para dar seguridad tanto a los inspectores, que comprueban todas estas deducciones, como a los asesores fiscales que las aplicamos".
Las normas tributarias cambian constantemente y han hecho que los autónomos y sus asesores se encuentren en una situación de inseguridad constante: "ninguna deducción tiene cero riesgo, y eso no debería ser así. También debería dotarse a la actuación inspectora de más transparencia. Es fundamental para entender los criterios que está llevando a cabo cada funcionario a la hora de entender como injustificada una deducción, y así ver si realmente los criterios están unificados", añadió Arturo Jímenez.
De hecho, la inseguridad jurídica es uno de los puntos en los que coinciden todos los expertos consultados: "ni el autónomo, ni el asesor, ni tan si quiera el técnico de la Agencia Tributaria sabe, en ocasiones, si verdaderamente un determinado gasto en una situación concreta es deducible", añadió Jimenez
Y eso se plasma en los resultados de los recursos en los Tribunales contencioso-administrativos. "Casi un 50% de los recursos en impuestos como IVA o IRPF, los gana el autónomo, y por algo será. A esto, hay que añadir que en el ámbito de la inspección, las retribuciones varían en función de la productividad y, eso, es una combinación muy explosiva", denunció el director del Gabinete de estudios de AEDAF.
A las puertas de la reforma fiscal que anunció el Gobierno y en la que, según aseguró recientemente la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya se está trabajando con un grupo de expertos, cabría esperar que se aclaren algunos aspectos que impiden a autónomos y asesores fiscales determinar qué gastos se pueden deducir y cuáles no.
Lo que está claro, es que "para que haya una flexibilización en los criterios de los inspectores, tiene que haber un cambio normativo. Sí que es cierto que podría haber criterios más laxos en cuestiones fronterizas, en deducciones en las que hay indeterminación, como es el caso del vehículo, el móvil o los gastos de representación", explicó José María Mollinedo, secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha)
Así pues, para revisar las deducciones, se tienen que cambiar los criterios administrativos y esos cambios tiene, que producirse o bien, a raíz de una interpretación judicial o en el marco de una reforma fiscal. Aunque también es posible que se flexibilice, de forma indirecta, la actuación de los inspectores a la hora de comprobar las deducciones que hace el colectivo: "si en la próxima ley de medida de prevención contra el fraude fiscal se logra centrar el foco más en las grandes empresas y menos en los autónomos, indirectamente, se harían menos comprobaciones pequeñas de este tipo. La práctica nos dice que los que incurren en esas discrepancias son aquellos que tienen poco asesoramiento o directamente no lo tienen", reconoció el secretario general de Gestha.
De hecho, los inspectores de Hacienda quieren centrarse más en los "pocos muchos" y no tanto en los "muchos pocos", como muchas veces se ha hecho. Aún más en un contexto de crisis sanitaria y económica, "que ha tenido durante meses a la mayoría de autónomos sin ingresos. Pedirle a un pequeño negocio en estos momentos que liquide una deuda tributaria de hace dos años, de 20.000 o 30.000 euros, podría ser la puntilla que le avoque al cierre definitivo", aseguró el secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha).
El sindicato de inspectores lleva años solicitando al Ministerio de Hacienda que cambie las directrices y mueva la lupa de los pequeños negocios a las grandes corporaciones. "Parece que, poco a poco, está cambiando la pauta. Hasta ahora, las investigaciones se centraban en las actividades más pequeñas porque son las que llevan a cabo fraudes de menor complejidad y mucho más fáciles de detectar. Sin embargo, consideramos que hay que centrar más energía en aquellos que tienen estructuras más complejas y que puedan estar defraudando cantidades mucho mayores", dijo José María Mollinedo.
En todo caso, y al margen de la dificultad que tienen los autónomos para deducir sus gastos más habituales, éstos serían los más difíciles de justificar en una posible comprobación por parte de la Inspección:
Según apuntan desde Gestha, la deducción de gastos de representación es, en casi todos los casos, una batalla perdida para el autónomo. Para justificar los gastos de una comida en la que el autónomo invita a sus clientes habría que demostrar que este gasto en el restaurante tiene una finalidad única y exclusivamente comercial. ¿Cómo aportar pruebas que justifiquen tales circunstancias?
Según los expertos, Hacienda no contempla la factura que emite el restaurante como prueba suficiente. Demostrar con pruebas sólidas la finalidad de una comida resulta tan complicado que podría considerarse un gasto casi imposible de deducir sin riesgo de sanción.
Además según, Domingo Gallego, asesor jurídico de ATA, hay también otros gastos de difícil justificación como es el caso de la ropa de trabajo. Según el asesor, se considera de uso particular a pesar de que el autónomo pueda necesitar un traje o cualquier otra prenda para desarrollar su actividad. “A no ser que la compra se realice en una tienda especializada en ropa de trabajo, se trataría de un gasto de muy difícil justificación".
Lo mismo sucede con el teléfono móvil. Un autónomo tiene bastante difícil justificar que utiliza el teléfono móvil tan sólo para su actividad. En muchos casos, para justificar la deducción de este gasto, Hacienda pedía que se probase que las llamadas fueran derivadas de la actividad, es decir, que se producían con clientes, o que se hubieran hecho tan sólo en días hábiles. Se trata de una prueba inviable. ¿Cómo justificar que todas las llamadas han sido a clientes? ¿Qué hay de las llamadas que se producen por cualquier circunstancia fuera de días laborables?” apuntó la abogada.
Los gastos derivados del vehículo también suelen ser de muy difícil justificación. Normalmente, la propia naturaleza del gasto impide la prueba. Es el caso del combustible, las reparaciones del vehículo, los peajes o los parkings. “Hacienda suele cuestionar este tipo de compras, es casi imposible probar que el combustible del vehículo se ha utilizado única y exclusivamente para el desarrollo de la actividad. Lo mismo sucede con las reparaciones, no existen pruebas irrefutables de que estos gastos hayan sido imprescindibles para el desarrollo de la actividad” explicaron desde del despacho de abogados Ático Jurídico.
Para deducir el 100% del IVA de la compra del vehículo sin correr el riesgo de tener que devolver el importe deducido y enfrentarse a una sanción, el autónomo tiene que ser un profesional que se dedique en exclusiva a actividades vinculadas con el transporte. Para especificar aún más, Hacienda prevé una serie de casos en los que sí es posible deducir el 100% del IVA en la adquisición de un vehículo.